¿A qué se le llama Al Ándalus?
Se llama Al Ándalus al reino que fundaron los musulmanes en la península Ibérica. Una civilización que irradió una personalidad propia tanto para Occidente como para Oriente. Durante sus ocho siglos de existencia, Al Ándalus fue un Estado islámico, califato, emirato, reino de taifas, reino cristiano. Su historia de combinaciones y contrastes es, de algún modo, la antigua historia del México de hoy. Este proyecto se dirige a México y sustenta que aún hay tesoros históricos y culturales por descubrir.
El Encuentro
Con el fin de incorporar el legado arabo-andalusí a la urdimbre cultural mexicana, del 27 de mayo al 2 de junio de 2019 se llevará a cabo, en la capital del país, el Encuentro Internacional Supervivencias e Imaginarios de Al Ándalus en México. Se trata de una cumbre que pretende volver a reunir, en el nuevo continente, aquello que una vez coexistió en Al Ándalus, en el marco del momento actual, para conocer, reconocer, recuperar, documentar y compartir el legado andalusí en México, abriendo un espacio de diálogo entre artistas, intelectuales, estudiantes y el público en general.
Este encuentro cuenta con tres ejes de acción: académico, artístico y formativo.
El académico está integrado por 12 conferencias de catedráticos e investigadores de México, representantes de culturas diversas (mexicana, judía, persa, árabe y gitana). Su sede radica en la máxima casa de estudios: UNAM específicamente en el Instituro de Investigaciónes Antropológicas.
El eje académico impulsa el reconocimiento de la polifonía cultural de Al Ándalus en México e incide, de manera interdisciplinaria, en los intersticios donde la historia parece haber dejado espacios vacíos que también conforman la poliédrica identidad mexicana. Tal información, proveniente de investigaciones de catedráticos e investigadores de México y España, representantes de culturas diversas (judía, persa, árabe y gitana), será compartida con la comunidad universitaria y el público en general.
El eje artístico crea puentes invisibles para conectar estos vacíos a través de hechos estéticos. El está compuesto por 5 espectáculos: Imaginarios y supervivencias musicales y coreográficas emparentadas con esta urdimbre cultural que compone la raíz arabo-andálusi de México. Su sede artística, radica en la Coordinación de Danza del INBA (Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque) y se prolonga en todo el mes de junio hacia el Teatro Benito Juárez por parte del Sistema de Teatros de la Ciudad de México.
Jueves 30 de mayo, 20hrs
Si me olvidare mi lingua. Gupo Sefarad.
Viernes 31 de mayo, 20hrs
Alma. Compañía de Marién Luévano
Sábado 1 de junio 19hrs
Morisma: Espejismo Mexicano
Egiptanos
Domingo 2 de junio 18hrs
Camino Al Ándalus. Colectivo de danza
5,6,12,13,19 y 20 de junio
Teatro Benito Juárez. Sistema de teatros de la CDMX
Transatlántico/ Damas del Aire
Dirección artística: Lila Zellet-elías
Compañía ALMOSHASkyTeam
www.damasdelaire.com
El tercer eje es el formativo. Propone cursos y seminarios, (tanto presenciales como en línea), que traigan el interés de los bailarines en formación de disciplinas diversas, hacia la raíz arabo-andálusi de México. Madrasat Al Mosharabía Escuela de Danza Morisca de México es su sede principal (http://almosharabia.com) en amplia cooperación con la Academia Mexicana de la Danza INBA.
Justificación
Pocos mexicanos se preguntan cómo es que “el moro” aparece en nuestra baraja de la lotería, y aún menos se detienen a pensar que la figura del diablo, que en el imaginario popular, tiene largas barbas y ojos intensos y cejas imponentes, además de cuernos y una cara roja. Casi nadie se pregunta por qué la virgen guadalupana se halla de pie sobre una luna creciente (hilal) de color negro. No parece trascendente que aproximadamente cuatro mil palabras del léxico español provengan del árabe, y que haya sido este idioma el primero en interpelar a los indios que las carabelas avistaron en territorios americanos.
El mexicano, en general, no ha identificado en cabalidad la dimensión de su múltiple mestizaje y, menos, el componente mudéjar, a pesar de ser el descendiente de ese maridaje cultural en que también concurren lo judeo-español, lo gitano y la cultura cristiana imbuida de ese crisol que fue Al Ándalus y llegó a México y a varios países de Latinoamérica, igualmente herederos de este legado.
Donde antes fue la Nueva España, se percibe al mundo árabe a través de la mirada simple del exotismo superficial o se le sujeta al marco del fanatismo religioso difundido por nuestro país vecino, sin reconocer los rasgos comunes y compartidos y la estrecha relación que aún tenemos con el Oriente geopolítico.
Sin explicarnos por qué, muchas de nuestras danzas tradicionales, dramatizaciones y actos sacramentales se enfocan, desde hace siglos, en las luchas entre moros y cristianos como si fuesen batallas entre el cielo y el infierno, sin reparar que nuestra arquitectura, gastronomía y léxico se encuentran plenos de inserciones de Al Ándalus que hasta ahora han permanecido sin explicación ni contexto.
El legado andalusí no se limita a la presencia árabe en España; otras culturas, como la judeoespañola, la gitana (Rrom), la persa y la berebere (amazig) le aportan a Al Ándalus este color iridiscente que se percibe también en México siglos después.
La realización del Encuentro Internacional Supervivencias e imaginarios de al Ándalus en México es fundamental. Habla de un capítulo de la historia de México e Iberoamérica que ha permanecido en la penumbra. Una realidad que hasta ahora se percibe de manera intermitente y fragmentaria. De ahí la importancia de generar un proyecto integral que toque tres coordenadas.
Para los mexicanos es una oportunidad única de darle sentido a un origen que hasta ahora permanece desdibujado y que vale la pena entender y clarificar: en marzo del 1519, Hernán Cortés, inició la conquista de la Nueva España, maniobra que concluyó con la toma de Tenochtitlán en agosto de 1521. Para la conmemoración de los quinientos años del encuentro entre dos mundos, sería interesante que México cobre consciencia de que además de la conquista hubo tesoros valiosos que le fueron heredados a su ya vasta urdimbre cultural. A ello busca contribuir el presente congreso: sentar las bases de ese enorme mestizaje étnico y cultural que conforma lo que hoy es nuestra laberíntica identidad mexicana. Para el mundo, este trabajo interdisciplinario comparte y atestigua el encuentro y trascendencia de sangres diversas, celebrando una coordenada humana que aún en el siglo XXI sigue y seguirá generando nuevos imaginarios.