Consideraciones

Además de sus necesidades objetivas—aquellas verificables y comprobables— el humano cuenta con su subjetividad; es decir, con la propiedad de sus percepciones, sentimientos, argumentos y lenguaje basados en su punto de vista, desde donde se considera a sí mismo como un sujeto; influido tanto por intereses y deseos particulares como por factores sociales que pueden apreciarse desde ópticas muy diversas.

En un contexto como el actual, las artes ya no pueden considerarse solamente como actividades bellas que el ser humano disfruta. Su potencia va más allá de lo individual. En su dimensión colectiva, permiten la comprensión del pasado y la visión de un futuro más equitativo. Son marco de referencia que refleja los activos de las comunidades y permiten cohesión en una nación pluralista. Son capaces de sanar traumas sociales y/o personales y generan una amplitud indiscutible en la visión de las comunidades, ya que son elementos críticos para lograr la equidad.

El arte tiene poderosas herramientas de cambio: visibilización, construcción, reflexión, denuncia, difusión. Medios reflexivos con capacidad de involucrar a comunidades diversas, generando cuestionamientos sobre la condición y necesidades de las personas; y trabajar juntos para encontrar respuestas que promuevan el bienestar social.

En este proyecto que da inicio en la CDMX, escenario de complejas transformaciones; consideramos al artista como un dinamizador de procesos y acciones, que fomenta una construcción colectiva para inducir un cambio paulatino de conducta, que promueve la equidad de género, la reducción de las desigualdades a través del reconocimiento de la diversidad cultural de México, promueve asociaciones pacíficas que contribuyen al desarrollo sostenible,  revitalizando los lazos entre países y comunidades que han tenido un origen o destino compartidos.